miércoles, 16 de marzo de 2011

CUARESMA: VOLVAMOS AL PADRE

Estamos en el tiempo de CUARESMA ("Los 40 dias antes de Pascua"), un período dedicado a prepararnos, espiritual y anímicamente, a la llegada del día más importante del año cristiano: La Pascua o Resurrección del Señor. La Cuaresma empezó a vivirse hacia fines del siglo III y, por su sentido penitencial, está emparentada con otros tiempos fuertes de origen semítico como el Yon Kkipur judío ("Día del perdón y la expiación") y el Ramadán islámico (en el noveno mes de su calendario, con ayuno total desde la salida del sol hasta el ocaso).

La parábola del Hijo Pródigo (Lc 15, 11-22)- y que mejor debe llamarse "Del Padre misericordioso" -es el relato que grafica plenamente esta etapa: somos hijos de un gran Padre, pero nos equivocamos, caemos, hacemos lo indebido,  malogramos el Plan; a pesar de eso, Dios-Padre siempre nos espera y nos perdona... si tenemos el corazón sinceramente entristecido por la separación y estamos motivados a ser mejores. La misericordia de Dios es mayor que nuestras faltas.

La Cuaresma, desde antiguo, es un tiempo para oración, penitencia y limosna: no como costumbres masoquistas o autocomplacientes, sino como medios para aligerarnos de seguridades y reconocer que todos estamos unidos por nuestra común fragilidad.

Lo resume una antífona de la Liturgia de las Horas: 

"Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas".

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